CUANDO TE CALLAS ES PEOR… Hace poco, una amiga me relataba la desagradable experiencia que sufrió en un tren de cercanías. A su lado se sentó un hombre desaliñado que desprendía un desagradable olor. No contento con eso, comenzó a decir cosas incómodas a mi amiga que recuerda ese viaje como una pesadilla y ha prometido no tomar el tren jamás. “¿Por qué no te levantaste y te cambiaste de sitio?” le pregunté. ¿Qué iban a decir los demás?, qué vergüenza…” contestó ella. Prefiere culpar al tren y no volver a viajar en ese medio de transporte antes que aprender a decir NO y a respetarse. ¿Cuantas veces te callas y aguantas dejando que el otro plácidamente se salga con la suya? Si te respetas, te das tu lugar por encima de todo. Buscarás tu seguridad y armonía e impedirás cualquier tipo de invasión. Si no pones límites, ni te defiendes ante las amenazas, no te queda más remedio que culpar y acusar hacia fuera. Pero recuerda que en tu mano está la posibilidad de transformar esas situaciones incómodas.
Lo adecuado sería desde el principio comprobar que esa persona resulta una amenaza para tu comodidad y la tranquilidad de tu trayecto, marcarías tus límites para evitar el futuro sufrimiento.
De no hacerlo, perderás seguridad, respeto por ti, permitirás que invadan tu espacio y estarás incómodo. Si te das cuenta de todo lo que estás perdiendo, utilizarás la emoción rabia pues no tienes que aguantar los malos modales de nadie, y sin perder los nervios sino con la decisión firme y tranquila de reaccionar, habrás logrado mayor justicia para ti.
5 comentarios
Hola Arancha, solo decirte que me encanta tu filosofía y la comparto totalmente
He visto que impartes una conferencia para dar sentido a las emociones en Espacio Ronda. Asistiré seguro porque tu blog es muy sugerente y lo sigo con asiduidad
Gracias Pedro. Espero que te guste, allí nos vemos!
Buenas tardes, ante todo quiero agradecerte por tus ariculos pues son muy enriquecedores. Quisiera comentarte una situacion por la que estoy pasando hace dos años vendi mi casa para comprar la casa de mis padres dado que estaban pasando una situacion economica dificil. Me fui a vivir con ellos y mi pareja pero desde entonces ha sido muy dificil la convivencia piesto que mi padre a pesar que me vendio legalmente la casa el sigue emocionalmente apegado a ella y es horrible porque constantemente siento que estoy peleando mi territorio con el, el caso es que eso ha llevado a enemistarme con mis hermanos que piensan quw yo por haber comprado esa casa debo hacerme cargo de mis padres y ahora quiwro venderla para irme a otro sitio y sentirme libre pero la culpa es demasiado grande ya que mi madre esta enferma. No me siento bien, no tranquila, me siento ahogada constantemente.
Cuando uno se vuelve complaciente, no solo no recibe reconocimiento sino que atrae invasores y exigencias. Es normal que tu padre sienta su casa como suya y más aún, que no valore el hecho de que le compraras la casa por pena.
De momento acepta que in querer has creado tu propio problema y mira qué aprendizajes sacas para el futuro. Lo hecho, hecho está. No peeles por la casa, deja que tu padre se siga sintiendo dueño, haz tu vida y respeta el territorio que él quiera coger. Si dejas de pelear con él y con tus hermanos, todo se calmará y podrás estar más tranquila interiormente para tomar decisiones con claridad.
Es bueno que asumas tu error sin tratar de justificarte.