¿POR QUÉ TE SIENTES CÓMO TE SIENTES?

CONOCE TU PERSONALIDAD

El ser humano trata desde siempre de conocerse a si mismo. La búsqueda incesante es la manifestación de una aspiración profunda porque si llegamos a conocernos podremos saber porqué nos sentimos como nos sentimos y porqué nos pasa lo que nos pasa.
Las emociones sanas que traíamos originariamente, fueron desconectándose a medida que recibíamos mensajes parentales influidos por creencias sociales que aún están muy lejos de propiciar el auténtico bienestar del ser individual.
Debido a esos mensajes y a la desconexión de esas emociones tan preciadas para nosotros, nos hemos ido olvidando de quién somos en realidad, qué es lo que da sentido a nuestra vida, nos hemos apartado de nuestro ser e incesantemente buscamos fuera lo que solo dentro podremos encontrar.
Cada persona nace con las seis emociones perfectas. De ellas, tres van a tener un significado trascendente en su vida:
  • La COMPETENCIA: Es una habilidad o destreza innata, algo que se nos da bien de manera natural. Unos son especialmente respetuosos, prudentes y algo perezosos (domina el miedo); otros son especialmente sensatos, muy racionales y perfeccionistas (domina la tristeza); otros son muy enérgicos y vitalistas, también algo rebeldes (domina la rabia); otros tienen un gran sentido del deber y de la responsabilidad, extremadamente exigentes y algo altivos (domina el orgullo); otros muy amorosos y protectores (domina el amor); y por último están los alegres, animadores sociales muy emprendedores (domina la alegría).
  • El TALENTO: Aquello que nos hace geniales, únicos y diferentes a los demás.
  • La VOCACIÓN: Aquello que da sentido y finalidad a nuestra vida. Nuestro PARA QUÉ.
Así nacemos con una personalidad que en todos los casos enmarca un brillante destino. Sin embargo, entre los tres y siete años, en la inmensa mayoría de los casos, nuestros mayores nos etiquetan por lo que primero ven, nuestra competencia, nuestra emoción dominante.
Por ello, cuando queremos asomar el talento nos reprochan por él, puede alejarnos de la etiqueta que ellos ya han aceptado que somos. Con la vocación pasa igual, la reprueban y nosotros por amor hacia ellos, vamos desconectando aquellas emociones originarias que nos daban toda la potencia necesaria para convertirnos en aquello que nacimos para ser.
Ese es el modo en que la personalidad va desapareciendo para dejar paso a la tipología de personalidad.
Una tipología de personalidad es una prisión que encierra al auténtico ser que somos e impide el acceso a la libertad y a la felicidad.
  • Primero empezamos desconectando el talento, ya que parece que no es bien visto. Ya que no nos lo podemos permitir, nos resultará muy molesto verlo actuado en los demás.
  • El talento se reduce a base de amplificar la competencia. Ésta entonces pasa a ser una emoción que inflamos hasta el punto en que se convierte en debilidad.
  • La vocación nos la prohibimos y tenemos un miedo tremendo a manifestar esa emoción. (hay personas que jamás expresan su rabia y siempre callan, otras que no son capaces de entregar su amor, otras que dudan de su valía constantemente, otras que sienten que no merecen ser felices, otras que no se atreven a poner límites y todos les invaden…).
Es decir: 
  1. Exageramos y mostramos ante los demás lo que más nos debilita, nuestra competencia.
  2. Sentimos rabia hacia nuestro talento impidiéndonos conectar con él. 
  3. Sentimos miedo hacia nuestra vocación, lo único que nos liberaría.
                                   ¿Cómo vamos a ser felices?
Solo conociendo cuál es tu tipología de personalidad tendrás las claves para salir de tu prisión y conectarte con aquello que eres en realidad.
Si quieres conocer tu tipología: http://www.descubretuverdaderapersonalidad.com/ 
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3 comentarios

  1. Hola, Arancha.

    He estado leyendo también la entrada de "¿Por qué te sientes como te sientes?" y ambas me han parecido muy buenas y muy esclarecedoras, pero hay algo que me gustaría preguntarte. Realmente, yo no me siento definida al 100% con ninguna de las competencias de las que hablas, es decir, tengo un poco de cada una de ellas. Si bien es cierto que durante la etapa de mi primera juventud quizá estaba más dominada por la rabia y el orgullo, también es cierto que lo estaba por la alegría y, en determinadas ocasiones, incluso por la tristeza. Sin embargo, mi evolución personal ha ido variando, afortunadamente, en todo este tiempo y ahora se incluyen otras destrezas que antes no estaban presentes o lo estaban en un componente muchísimo menor, y que algunas de aquellas que más destacaban se han ido atenuando en mayor medida.

    ¿Cómo puedo, pues, conocer mi verdadera personalidad y, a partir de ahí, comenzar a pulir todas mis aristas? Porque realmente yo siempre he pensado que "etiquetar" hacer una tipología estricta de las personas no suele ser efectivo, es decir, las personas, por el simple hecho de serlo, tienen múltiples facetas y pueden compartir sentimientos, competencias, talentos… y ser varias cosas al mismo tiempo. Y, sobre todo, las vivencias personales y/o colectivas, nuestra relación con el entorno, con otras personas, nuestros conocimientos a nivel "académico", etc., creo que son factores sino determinantes, sí influyentes a la hora de ir modelando poco a poco nuestro carácter o nuestra personalidad.

    Gracias por arrojar un poco de luz sobre este asunto. Por cierto, me encanta tu blog. Lo sigo siempre que puedo y creo que, a partir de ahora, se va a quedar en siempre. Sin más.

    Un saludo,
    Encarni

  2. Hola, Arancha.

    Después de leer tu entrada, me gustaría plantearte una duda que tengo al respecto.

    Quizá esté muy equivocada, pero yo creo que es muy difícil "etiquetar" a la gente e incluirla en un grupo específico atendiendo a la competencia o a cualquier otro aspecto. Con ello me refiero a que, por lo menos en mi caso, no hay una única competencia dominante, sino que ha habido varias, dependiendo de la etapa vital en la que me encontraba. Así, en mi adolescencia y primera juventud quizá lo que más me caracterizaba eran las competencias del grupo de la rabia, el orgullo y la alegría, aunque en determinados momentos también se manifestaban otras de los otros dos grupos. Según he ido madurando y acercándome a mi segunda juventud (por llamarlo eufemísitcamente), quizá la rabia o el orgullo han ido bajando el tono y subiendo puntos la alegría y la tristeza y haciendo acto de presencia también el amor.

    Quiero decir con todo ello que las personas, afortunadamente, somo en extremo complejas, por eso no sabría muy bien definirme como integrante de un único grupo. Ahí viene la duda de la que hablaba en el primer párrafo. ¿Cómo, pues, si no sé ubicarme en uno concreto, puedo saber cuál es mi verdadera personalidad y empezar, por tanto, a trabajar para limar todas mis "aristas"?

    Creo, también, que existen otros condicionantes ajenos en cierta medida a nosotros, como pueden ser las vivencias personales y/o colectivas, la relación con nuestro entorno, las interrelaciones personales, la adquisición de conocimientos digamos "académicos", nuestro propio trabajo con nosotros mismos o simplemente el paso del tiempo (por poner algunos ejemplos) que hacen que vayamos fluctuando entre unas competencias y otras y que vayamos modelando o modificando nuestra personalidad.

    Gracias de antemano por arrojar luz sobre este tema y por tu blog. Te sigo siempre que puedo, pero creo que, a partir de ahora va a ser siempre. Sin más.

    Un saludo.

  3. Hola Encarni. En primer lugar agradezco tus comentarios porque al igual que tú, seguro a muchas personas les surgen dudas muy similares. Todos tenemos una única tipología que se forma a partir de la emoción dominante que tiene la madre durante el embarazo. El feto comprueba que para sobrevivir tiene que compensar esa emoción con otra que será su dominante o competencia. Desde ahí él localizará su talento y su vocación. Nacemos puros pero las influencias externas hacen que nos desconectemos de nuestras fortalezas e inflemos nuestra dominante. Eso es una tipología que es lo mismo que una cárcel de la que no sabemos salir. Al estar incómodos en una prisión y necesitar reconocimiento buscamos en el entorno y nos incorporamos la visión del mundo de otras tipologías. Estas son las máscaras o fases de evolución. No hay nadie con una tipología pura. Todos oscilamos entre una o dos fases que podremos ir modificando según los sucesos que vayamos viviendo. Pero la tipología no cambia, solo las fases. Lo adecuado es localizar tu tipología y empezar a activar tu talento y vocación. Cada semana escribo algo en el blog sobre cada tipología. Es muy escueto y solo aporto algunos datos. El libro es muy completo. Podrás identificar tu verdadera naturaleza fuera de máscaras y reconocerte así como a tus seres queridos. http://www.descubretuverdaderapersonalidad.com/
    Léelo este verano. Con tiempo y con pausa. Descubrirás quien eres y encontrarás muchas respuestas a tus dudas.
    Un beso!

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