EMBELLECE TUS PALABRAS

Puedes cambiar la vida de otros


El otro día leí una historia: un hombre ciego, pedía limosna en una plaza abarrotada de gente. Tenía en el suelo un cartel que decía: «estoy siego, ayúdeme». Los transeúntes pasaban de largo y nadie le daba ni una moneda. 

Un ejecutivo se acercó, leyó su cartel y tomándolo en sus manos tachó lo escrito cambiando el mensaje y lo volvió a dejar en el suelo. Partió. A partir de ese momento, todo el que pasaba se paraba a leer su letrero y rápidamente le daba dinero. La latita que tenía para depositar las monedas se fue llenando. Él no comprendía qué había cambiado, pero el día se llenó de alegría. El nuevo cartel decía: «HACE UN HERMOSO DÍA, PERO NO PUEDO VERLO».

A veces, solo con cambiar las palabras o el tono de la voz podemos crear una situación diferente. Podemos ayudar a otros. Piensa en el poder que tienen tus palabras. Puedes hacer feliz el día a alguien.
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5 comentarios

  1. Me encanta u blog Arancha, pero siendo sincera , el texto que acabo de leer , me ha llegado muy hondo..has definido la palabra humanidad..en un contexto donde por desgracia hay más ciegos de lo que creemos…preciosa historia.Enhorabuena y espeor poder seguir compariendo tus mensajes y tus enseñanzas.un abrazo.Amalia de Cadiz

  2. Las emociones son experiencias muy complejas y para expresarlas utilizamos una gran variedad de términos, además de gestos y actitudes. Sin embargo, el vocabulario usual para describirlas es mucho más reducido y ello permite que las personas de un mismo entorno cultural puedan compartirlas.
    A menudo se habla del control emocional o de controlar las emociones como una habilidad necesaria para el buen desarrollo de nuestras relaciones sociales. Pero acostumbramos a controlar las emociones, es decir siendo capaces de no mostrar las emociones que estamos experimentando. No tenemos control sobre la emoción misma sino sobre su manifestación externa. Y aquí es donde podemos facilitar el buen entendimiento en las relaciones humanas, embelleciendo nuestros diálogos, como muy bien apuntas tú. Bonita historia.

  3. Los límites personales tienen que ver con la división entre mi persona y el mundo, entre lo que soy y no soy yo, dónde termino yo y comienza el otro, o el mundo. Este proceso se desarrolla con fuerza en la adolescencia, cuando se define la identidad. Pero es un camino que empieza al nacer y continúa a lo largo de nuestras vidas. El problema es que algo tan simple, y socialmente incorporado, en la madurez se pierde de vista y nos quedamos enredados en experiencias vitales insustanciales, con una dosis importante de sufrimiento e impotencia. Así que o soy una persona objetivamente estable y consciente de mi naturaleza humana o difícilmente podré ayudar a reconducir la vida del otro, o del mundo.

  4. Hola Rafaela, tienes mucha razón. Lo importante es conocernos a nosotros mismos en profundidad y con objetividad siendo conscientes de nuestros sentimientos en cada momento. Es la única manera de crecer y mejorar. De paso podremos ayudar a los demás.

  5. Gracias Javier. Al final, si lo pensamos todo es mucho más fácil de lo que creemos. Sin duda nos encantan las complicaciones porque así luego nos podemos quejar y buscar culpables. Si en vez de ello nos sintiéramos responsables de nuestras vidas, procuraríamos llenarla de belleza.

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