¡MALDITAS EXPECTATIVAS!

ESTÁS ATRAPADO EN TU EGO

Se ha convertido casi en un hábito el hecho de esperar que nuestras insatisfacciones e inseguridades sean satisfechas por los demás. Nos hemos vuelto dependientes del entorno al ser incapaces de utilizar nuestra libertad de elección y decisión. Dado que hemos errado buscando la felicidad en el exterior, ese camino equivocado nos aboca a necesitar ser complacidos por los demás ya que nos hemos vuelto incapaces de procurarnos a nosotros mismos nuestro propio bienestar.
Depositamos nuestra satisfacción en manos de otros a los que otorgamos el poder de llevarnos a una ilusoria felicidad, convirtiéndonos en victimas pasivas a los que acabamos exigiendo que estén a la altura de cubrir nuestras necesidades.
Es un juego que se utiliza de la siguiente manera:
  1. Yo no soy capaz de colmar mi insatisfacción
  2. Busco a alguien a quien he entregado mi tiempo o energía en algún momento.
  3. Deposito en esa persona la expectativa de que me complazca en mis necesidades (que ella desconoce)
  4. Espero y mientras lo hago, me cargo de ansiedad e impaciencia. Soy su víctima. Dependo de ella.
  5. No recibo exactamente lo que espero. Me torno exigente y me convierto en su perseguidor.
  6. Esa es la única persona que me puede hacer sentir bien. Insisto casi caprichosamente.
  7. No recibo NUNCA lo que espero. Me frustro, mi vida no vale nada y esa persona pasa a formar parte de esos seres a los que odio porque no cumplen lo que yo esperaba en un momento dado.
Depositar nuestras expectativas sobre otros no es justo ni para ti y para el otro que no sabe exactamente qué es lo que esperas de él y acaba siendo juzgado o criticado. Recuerda que el otro no tiene una bola de cristal para saber lo que tú esperas. Por tu parte vives en la falsa ilusión de que te sentirás bien cuando tus deseos sean satisfechos. Estás atrapado y vives esperando que la
vida y los demás colmen tus necesidades y satisfagan tus deseos. Pero no haces nada por ti mismo. No asumes la responsabilidad que tienes contigo mismo y con tu propio bienestar. 
Contra el vicio de esperar, existe la virtud de pedir. Así al menos, el otro sabrá a que atenerse y tú comprobarás si la persona está en disposición de complacerte o no lo está y más vale que te apartes.
Cada uno según su tipología de personalidad (ver mi libro Descubre tu verdadera personalidad), tiene unas expectativas en relación a la vida y a los demás:
  • Los que huyen y se esconden del mundo, esperan que nadie les haga asumir responsabilidades. Son invisibles porque no se quieren implicar en nada aunque al final son los que más se quejan.
  • Los que necesitan ser nutridos por los demás, esperan que los demás llenen su vacío y los alimenten afectivamente.
  • Los que piensan que la vida es dura y cruel, esperan que les compadezcan. Buscan dar pena para atraer la atención hacia ellos.
  • Los que creen que todos son buenos y quieren salvar a los que menos lo merecen.
  • Los que quieren demostrar que son perfectos y esperan de los demás admiración y reconocimiento constantes.
  • Los controladores que esperan y exigen que los demás se adapten a su forma de ver las cosas. 
Todos estos son mecanismos de nuestro ego que funciona a través de deseos y exigencias que proporcionan cortos momentos de satisfacción y muy largos periodos de insatisfacción. En cambio el SER aborrece la ansiedad y la tensión que producen las expectativas. Sabe que en sí mismo están las respuestas de la satisfacción, se implica y hace algo por sí mismo y fundamentalmente sabe disfrutar del momento presente tal y como es.
Para evitar el desgaste, la insatisfacción, la decepción y el cansancio, asume que eres responsable de tu vida y de tu bienestar y comprueba que existe una forma de vida en la que las expectativas no tienen lugar.
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