¿UN CONTRATO VINCULANTE?
Es habitual quejarse de las hipotecas bancarias, pero rara vez tenemos en cuenta que sobrellevamos hipotecas más largas, duras y pesadas que las que mantenemos con el banco. Son esas hipotecas familiares que surgen de una especie de «fidelidad al clan familiar» con estricto peso biológico y que nos condenan a perpetuar un contrato emocional hasta el infinito.
Quiero revisar algunas características de la emoción amor: el amor protege, cuida, apoya, alienta, motiva, se entrega, te hace ser solidario y generoso pero también suelta y deja al otro libre para que pueda vivir su vida, encuentre su camino y sea feliz.
Los padres «prometen» hacer todo en nombre del amor y a la vez crean cargas en sus hijos. Ese es un falso amor que origina sentimientos de culpa. Un amor sano no exige dependencias ni apegos, no se ancla al pasado ni solicita entregas que ya no son oportunas. Eso lo hacen los padres que por propia inseguridad se acaban convirtiendo en padres invasores, abusivos, que no saben soltar. Por eso, acaban sometiendo a sus hijos a culpas y compromisos que les impedirán disfrutar de su independencia y libertad porque ya siempre llevarán sobre sus hombros el peso de la hipoteca.
Si una madre lanza el mensaje: «amas a mamá más que a nadie en el mundo»:
- Si lo hace a su hija, este simple hecho, interferirá en su propio autoaprecio como mujer y como madre. Se sentirá dividida e inadecuada haga lo que haga. Por mucho que pretenda ser lo opuesto a su madre. Porque en su momento firmó el contrato hipotecario, que ya ha pasado a formar parte de su sistema de creencias, y tendrá sentimientos de culpa y traición cada vez que decida ser ella misma.
- Si el mensaje se lanza a un hijo varón, éste jamás encontrará la mujer adecuada y sufrirá la separación de cada pareja que elija, que cada vez se parecerá más a su madre.
Estos contratos los aceptamos en desigualdad de condiciones pues se «sellan» en la más tierna infancia. De ahí pasan a formar parte de nuestras creencias donde perdurarán en la edad adulta. El niño intuye que el incumplimiento implicaría la consecuencia de no ser querido. Es algo muy biológico que nos dicta la orden de obedecer para no ser expulsados del clan familiar. Ni siquiera nos podemos permitir cuestionarlo.
Algunos ejemplos (busca los tuyos):
- Serás médico, como los hombres importantes de esta familia (el artista sería marginal, si no eres médico nunca serás nadie, no te puedes apreciar ni reconocer)
- Eres torpe como tu madre (es como una maldición que acaba cumpliéndose)
- No crezcas (esta orden lo mantendrá anclado a una edad emocional de 10 años)
- Aquí somos del Madrid (si es de otro equipo o no le gusta el fútbol será un traidor o un enfermo)
- La pareja es para toda la vida (mantendrá relaciones insanas de dependencia emocional)
- El arte es una pérdida de tiempo (necesitará sentirse útil y se abrumará de tareas tratando de ser productivo)
- El dinero es malo (le generará mucha culpabilidad ganarlo)
- El que se arriesga pierde, más vale malo conocido..(no tomará decisiones, será conformista, no destacará en su vida gris y mediocre)
Estos contratos hipotecarios siguen en nuestro subconsciente y los cumplimos por lealtad, por temor y también por los posibles castigos derivados del incumplimiento que toman su forma en predicciones o maldiciones.
Es momento de tomar conciencia de esos mensajes, de esas creencias que aún perviven en nuestro subconsciente y romper con ellas ya que nos anclan a un amor tóxico lleno de apegos pasados, de dependencias y de culpas. De pequeño no tuviste más remedio que aceptar esas hipotecas pero hoy ya no las necesitas.
Suéltalas, libérate y comienza a disfrutar de tu libertad pues a esta vida has venido libre y así es como has de vivir.
No estás en este mundo para hacer realidad los sueños de tus padres, sino los tuyos propios.
6 comentarios
excelente artículo… ¿y cuál no? Pero ay… cuando es la mera humanidad la que se impone como una condena. Cuando no puedes alejarte de quien te intoxica por su indefensión… entonces no hay salida. Es duro, sobre todo cuando ya eres consciente del perjuicio y de que poco debes en realidad a ese progenitor.
Sí Mariaje, te entiendo y aportas un punto determinante: su indefensión, eso es lo que nos ata y de soltarnos nos haría sentir culpables. Lo importante es soltar el mensaje, la creencia, lo castrador y dar el amor que esa persona en su ser (liberándole de tus propias creencias dañinas) pueda merecer.
Gracias!
Todo el mundo define a la perfección el problema, pero,¿ y la solución? Esta existe, pero el tono general de nuestro país, no la conoce. Hay que usar frecuencias especiales con afirmaciones, para eliminar los bloqueos subconscientes. Saludos Arancha de nuevo.
La solución siempre parte de diagnosticar si tienes una hipoteca familiar en primer lugar, y en segundo lugar tomar conciencia de ello y aceptarlo. Tras esos pasos buscarás una solución que habrás de llevar a la acción con firmeza y decisión hasta ver los resultados. Gracias Angel!!
Excelente artículo! Hace poco estuve en una ponencia en la que se había realizado una encuesta a gente mayor, y se le preguntaba de lo que se arrepentían, muchos de ellos indicaban de no haber vivido su propia vida. Siempre intentando satisfacer, negamos toda opción de disfrutar de esta vida y ser libres de verdad. Saludos!
Gracias Carmen! Así es, lo peor que te puede pasar es arrepentirte de algo que no has hecho y que ya es imposible volver atrás. Por eso, cuanto antes tomemos conciencia de que nadie puede vivir nuestra vida, antes nos liberaremos de tantas cadenas como llevamos. Un beso!