¡TÚ NO ERES MENOS!
Casi todos nos hacemos de menos ante una figura que para cada uno pueda representar un símbolo de autoridad. A esas personas les otorgamos un poder que no tienen y que muchas veces tampoco quieren, lo importante es que para ti tienen una jerarquía que te hace ensombrecer.
- Una persona puede tener una excelente relación de pareja en la que ambos se apoyan y motivan, sin embargo ante una afirmación tácita de una de ellas, del tipo: «tienes que hacerte valer», «deberías imponerte más», quien la recibe empequeñece, se siente ridículo ante la dimensión que de repente adquiere ese ser. Le ve como una autoridad y por tanto superior en todo a él. Se sentirá cuestionado en sus actos, examinado, y ese simple hecho minará su autoestima, pues ¿qué hace esa persona tan elevada con alguien tan nimio como yo? Seguramente la intencionalidad es que la persona que se infravalora se ponga las pilas, pero ésta lo recibe como alguien con mando que la hace sentirse menos.
- Otra persona puede tener una relación de tú a tú con un compañero de trabajo. Comen juntos, charlan, no hay competitividad, comparten… pero un buen día a uno de ellos le elevan a un rango superior y en ese momento, el otro crea una barrera que les distancia. Se siente menos, ir a su despacho se le hace un mundo, le evita porque de la noche a la mañana ha dejado de ser un igual para convertirse en un superior con más poder, con más altura, con más reconocimiento. Es la propia persona la que pone el muro, la que se ve menos, la que se reduce, elevando al otro a un nivel en el que posiblemente no se sienta cómodo. Él sigue siendo el mismo ¿Por qué su compañero ya no está como antes, qué ha cambiado?
Este sentimiento que se crea por dar poder a alguien porque tiene un puesto más elevado, porque es más contundente en sus afirmaciones, porque hace amigos más rápido, porque le echa morro a las situaciones, porque aparenta más seguridad, porque tiene mayor nivel adquisitivo, o por el motivo que fuera, es una disfunción emocional por sentir MIEDO FALSO en lugar de ORGULLO AUTÉNTICO.
Interiormente se vive como que aquello que consideras grande, importante, o elevado en otro representa una amenaza de cara a ti, la amenaza de que te vea menos, o insignificante, o poca cosa. A eso, se le llama cobardía. Tú te acobardas simplemente porque elevas a otro, no porque el otro sea más. Cada uno tenemos dones inigualables. El hecho de que aún no los percibas o no los veas posibles para ti, o te sientas indigno de ellos, no quiere decir que no los tengas, simplemente aún no los has descubierto.
Siempre que otorgues a alguien el poder de la autoridad, en la misma proporción tú menguarás. En cambio, si miras a la otra persona como un igual, como alguien que tiene unas cualidades pero también unos miedos y dudas en su interior (TODOS los tenemos, cada cual los suyos que irán en función de sus vivencias), sabrás leer que esa persona no trata de ser más que tú. Te darás cuenta que eres tú que al paralizarte por esa figura a la que tú aupas, le estás invitando a sentirse cada día más superior a ti. Cuanto más te acobardes, más le engrandecerás a él. Así finalmente vislumbrarás que la fuerza y el poder que tiene esa persona sobre ti, se la has dado tú.
Revísate para ver qué hay en ti, que te hace sentirte menos ante aquellos a los que etiquetas como «autoridad» para ti.
2 comentarios
Me encanta Arancha,como siempre. Gracias por compartir tanta sabiduria. Un besazo!!!
Gracias Merche! Te mando un besazo!!