ACEPTA A CADA UNO COMO ES
Nadie tiene el derecho de cambiar a nadie, así como nadie puede cambiarte a ti. Eres tú quien decide cambiar libremente, porque has dicho «ya basta» al sufrimiento.
En las relaciones, sean estas del tipo que sean, con tu pareja, con tu hijo, con un amigo, cada uno aporta su mitad. Por tanto cada uno es responsable de su parte, no de la del otro. Lo contrario implica deseos de control, por tratar de tener razón. Tomas el mando de la relación porque «no me gusta que hagas esto» o «quiero que te comportes de otra manera, de la manera en que yo quiero que seas». Intentas suprimir la otra mitad de la relación para controlarla por completo. Inhibes su libertad, y de paso la tuya propia porque tienes que estar pendiente de si hace o deja de hacer. Eso es el anti-amor y así ninguna relación puede funcionar.
¿Por qué no podemos permitir que un hombre sea un hombre y una mujer sea una mujer y amar ese ser humano sin pretender cambiarlo? Si alguien quiere cambiarte, es porque no eres esa persona que sueña, que desea. Entonces ¿Por qué permanece contigo?
Si respetas al otro, si le quieres, has de aceptar como es y valorarle y amarle por esa diferencia respecto a ti. Pero para ello, ya sabemos que el primer paso es aceptarnos y amarnos a nosotros. Si te quieres sencillamente como eres, te podrás expresar con esa naturalidad y autenticidad de lo que eres sin más. Sin fingir, sin tratar de aparentar ser otra persona. Fingir siempre conduce al fracaso.
Una vez te has aceptado, ya puedes aceptar a la otra parte. Si tomas la decisión de estar con otra persona no intentes cambiar nada de ella. Tiene derecho a ser como es. Tiene derecho a ser libre.
Encuentra a una persona afín, evalúa vuestra adaptación y arriésgate. Si funciona, sigue adelante. Sino, márchate o permite que se vaya. No seas egoísta. Deja que descubra lo que verdaderamente quiere. Si no puedes amarle como es, alguien lo hará. Recurre al respeto y no pierdas tu tiempo ni le hagas perder el suyo.
Con el tiempo y tras trabajar mucho en mí, he comprendido que muchas de mis relaciones se basaban en el control sobre el otro. No les dejaba ser como eran porque pensaba que eso me restaría fuerza en la relación. Era una manera como otra cualquiera de atarme, hasta que esa persona no fuera como yo quería que fuera.
Por fin he aprendido a amar. Antes no lo hacía, solo exigía.
Respeta. Cada uno sueña su propio sueño. No te corresponde controlar el sueño de la otra mitad de la relación.