SI NO MOLESTA, NO APRENDES
Lo habitual es resistirse a conocer verdades dolorosas sobre uno mismo. Nos avergüenza que aquello que nos disgusta tanto en otros, también lo tengamos nosotros. Por eso elegimos no saber y nos inclinamos por juzgar y criticar a otros por unos comportamientos que muchas veces nosotros también tenemos.
Imagina que has decidido despertar y tomar conciencia de quien eres para crecer. En ese despertar descubres que muchas veces eres victimista y te quejas para llamar la atención de otros, o que eres soberbio y prepotente porque en el fondo tratas de ocultar un sentimiento de inferioridad, o que eres salvador de causas perdidas y cuando crees que ayudas lo que haces es propiciar el abuso y la manipulación o que eres envidioso porque no te atreves a dar el paso mientras otros sí, o que eres controlador y castras la libertad de los demás por salirte con la tuya. Sea lo que sea que descubras de ti, no podrás crecer sin limpiar todo aquello que te estorbe el camino.
En ese descubrimiento es inevitable sufrir al darte cuenta de cómo estás desperdiciando tu vida, hasta qué punto te maltratas. Por eso la verdad duele y es necesario que duela porque si no lo hiciera ¿Cómo aprenderíamos? Sin tomar conciencia es imposible aprender y para ello está el dolor, para activar la alarma de la conciencia y darnos cuenta de la realidad que nos estamos creando nosotros mismos. Porque culpar a otros es algo que ya no vale.
Cuando te caes y te haces una herida, duele, escuece. Supón que no te doliera. No pondrías cuidado y te caerías 100 veces sin importante nada. Pero el dolor es que el hace que no lo queramos volver a experimentar y prestemos más atención a no caer. Ese dolor ha sido necesario para dar un paso más en nuestra evolución.
No temas encontrar verdad, porque la verdad libera. Tras ese primer daño, llega la alegría de haber encontrado dentro de ti aquello que te impedía ser feliz. Atrévete a encontrarte con tus partes más oscuras, busca tus fallos y deja de juzgar a los demás. Lo que viene después de ese despertar de la conciencia es la apertura a un nuevo camino mucho más bello y fácil de recorrer.