En términos de emociones, el orgullo posiblemente sea la emoción peor tratada hasta el punto de llegar a rechazar la propia palabra y de no utilizarla en nuestras conversaciones por el «qué dirán» y por el «qué pensarán de mi si digo que soy una persona orgullosa».
Como es habitual el desconocimiento emocional ha arremetido directamente contra lo mejor de nosotros mismos. Contra el ser humano que somos cada uno y que es lo que acaba diferenciándonos de los animales superiores.
En algún momento a alguien le debió molestar la expresión del orgullo propio y auténtico de otra persona, y desde entonces esta fabulosa palabra llena de un gran significado creador cayó en desgracia y empezó a asociarse a términos tan negativos como: soberbia, prepotencia, sentimiento de superioridad, altivez…
No digo que esos sentimientos no tengan que ver con el orgullo, pero es con un orgullo falso, excesivo, al que se recurre por una percepción interior de inferioridad que se trata de compensar poniéndose por encima de otro con el propósito insano de hacerle sentir débil o inferior, y de paso lucirse él mismo de un modo poco humilde, ya que de no hacerlo (lucirse) sería él quien se mostrara inseguro y apocado.
Lo opuesto sería la sumisión, el servilismo, rebajarse ante otro para que te pise como una alfombra. Esto es el resultado del defecto de orgullo y les sucede a muchas personas que temerosas de aparentar pedantes o arrogantes, van cediendo su poder, su dignidad, su valía, en definitiva su orgullo propio con el ánimo de que así les respetarán y les aprobarán más, porque se supone que eso es lo que está bien visto.
Comprobarás que ambos casos tienen efectos devastadores en el ser interior de la persona y en su correspondiente autoestima. Tanto por exceso como por defecto. Sin embargo parece que nadie ha reparado en que tenemos un orgullo auténtico, esa emoción que nos conecta con nuestro interior, con quien somos en esencia, no con lo que hacemos, o lo que ganamos o lo que tenemos, sino con el YO SOY. Todos, absolutamente todos los seres humanos hemos nacido con la emoción orgullo, necesaria para la obtención del reconocimiento propio y ajeno que nos dirige hacia el estatus personal (no confundir con social).
El orgullo nos permite crecer y transformarnos para elevar nuestra talla humana. Gracias a él podemos imaginar, fantasear, inventar, descubrir, crear. Es la emoción de la admiración hacia dentro y hacia fuera. Es la emoción de la superación. Es la emoción de la valentía y la decisión. Es la emoción de la autenticidad. No se compara, no se mide, no compite, no juzga, no quiere tener razón, porque no lo necesita. Sabe que puede mostrarse tal cual es porque se reconoce y valora por ser exactamente quien es.
Tú has nacido con esa emoción. Si la crees perdida, recupérala y hazlo cuanto antes. No te humilles ni mendigues más, tampoco te pongas por encima para tapar tus inseguridades. Todo eso es dañar profundamente a tu ser interior. Empieza a ser tu mismo y deja que te reconozcan como eres, libre de miedos y de juicios ajenos.
6 comentarios
Esta bien si tenemos un orgullo autentico y sano; pero que sucede si el entorno en el que uno se encuentra menosprecia este tipo de orgullo y también a la persona que lo tiene? es difícil tener la fortaleza para no dejarse influenciar
Cuando uno tiene el orgullo bien (cosa que no es fácil pues muchos son los que se encargan de impedirlo), es imposible que lo que digan los demás, por muy cercanos que sean, te afecte. El orgullo te da esa fortaleza y más aún, rechaza la influencia de esas personas y se aleja de ellas (aunque sean padres). Nadie puede dejar que otros le minen la autoestima, para fortalecerse hay que alejar a las personas tóxicas o que no dejan crecer. Gracias por tu comentario!!
Qué relación tiene el orgullo de la una madre en el embarazo con la personalidad reactivador de un hijo?
Muchas gracias por todo lo que nos aportas
Si conoces la rueda emocional, la emoción que sigue al orgullo es el amor, y esa es la emoción en que se situará el bebé como compensación a las hormonas que libera la madre desde el orgullo.
Gracias Ana, dime si necesitas alguna otra aclaración.
Hola Arancha, soy Ana otra vez. No lo entiendo, creía que era Reactivador pero ahora estoy confundida y creo que pudiera ser por lo que me has contestado constructor. No sé, me lo puedes aclarar. Muchas gracias
Si el niño es constructor, la emoción de la madre en el embarazo es miedo.