LA ESENCIA DEL AMOR

¿A QUIÉN ENTREGAS TU AMOR?

El amor, el cariño, el afecto, la ayuda, el apoyo, la protección, la solidaridad, la compasión, la entrega, forman parte de nuestra naturaleza. Como  los compartimos libremente. son las partes de nosotros mismos que más fácilmente podemos perder, entregar ingenuamente, o sernos arrebatadas por aquellos que tienen poder sobre sobre nosotros. 
Cuando confías tanto como para amar o ayudar a alguien, y esa confianza es traicionada, pierdes una parte preciosa de ti. Surgen entonces la desconfianza y el miedo a volver a ser vulnerables, como recursos protectores para sobrevivir a esas heridas profundas.
Realmente deseamos abrirnos y compartir nuestro ser con otra persona. Tras tantas decepciones descubrimos que el amor puro y sincero que había en nuestro interior se ha ido desgastando y solo queda un enorme vacío. Hemos confiado en exceso, hemos abierto las puertas al engaño, al abuso, al dolor.
El amor es una emoción maravillosa, con la fuerza de mover montañas, pero a la vez puede ocasionarnos daños irreparables. Según a quién entreguemos lo más valioso de nuestro ser, obtendremos resultados deseables o fracaso tras fracaso. El amor y la entrega deben ser evaluados momento a momento para ofrecerlos a quien verdaderamente los merece, nunca a quien nos va a dañar o maltratar.
Aquí muestro las disfunciones más comunes del amor, cuando éste es confiado inocentemente. Las disfunciones producen heridas en nuestro ser, que de no ser comprendidas y atajadas permanecerán en nuestro interior y pasarán a formar parte de nuestras creencias y patrones de conducta, repitiéndose una y otra vez. Estaremos presos del dolor y la felicidad resultará cada vez más lejana.
1. La debilidad. Consiste en entregarse a aquellas personas que representan una amenaza. En lugar de alejarse del peligro poniendo límites, en tu ingenuidad, confías para acabar desilusionada una y otra vez. La persona experimenta amor en lugar del conveniente miedo, necesario para distanciarse del riesgo. Esto es lo que nos vuelve débiles o vulnerables. La respuesta posterior a la decepción es dejar de confiar y cerrarse a relaciones que sí serían deseables (miedo en vez de amor). Recuerda que el amor no te hace débil, eres tú quien lo entrega a quien no lo merece y eso es lo que te debilita.
2. El masoquismo. Cuando das amor, apoyo, solidaridad a esas personas que te hacen perder tu tiempo, tu energía, tu vida. A esas personas que restan, que no aportan, pero tú insistes e insistes a modo de sacrificio. Es amor en lugar de tristeza. Jamás te entregues a nadie que te reste un ápice de tu ser o de tu vida, siempre perderás. Piensa para qué lo haces. ¿Realmente te hace sentir bien dar lo mejor de ti a quien solo quiere exprimirte? Cuídate del amor salvador. No estás aquí para salvar a nadie. Ponte a salvo tú.
3. El síndrome de Estocolmo. Aunque parezca algo lejano, ésta es una disfunción muy habitual que consiste en sentir amor en vez de rabia. Confías, amas y te entregas a las personas que te pretenden manipular, engañar, mentir. A quienes dicen hacer las cosas por tu bien, cuando tan solo lo hacen por el suyo. Tu ser no quiere ver la traición, tan solo creer y confiar. Es importante que quieras ver los intereses ocultos de las personas a quienes te entregas. Empieza a cuestionarte y a cuestionarles.
4. La dependencia. Comienza con la sobreprotección. Te sientes necesitado de cariño y proteges en exceso a alguien para que dependa de ti y no se pueda alejar de tu lado. Confundes amor con necesidad. También ocurre al contrario, te muestras débil y necesitado de protección, de alguien a tu lado porque eres dependiente. La disfunción se produce al usar la emoción amor ante estímulos propios de alegría, relax o disfrute.
El amor y todos los conceptos que de esa emoción se derivan, son parte de tu esencia más profunda. No los prostituyas. Como buena noticia te diré, que por mucho que te hayan dañado, por mucho que te hayas entregado a quien no lo merecía, por mucho dolor que guardes en tu alma, tu esencia más profunda jamás podrá ser destruida. Siempre puedes sanarte a ti mismo si quieres comprender y estás dispuesto a ver a quién tu amor y para qué objetivo último lo haces. Revisa tus creencias y confía en tu ser que te conducirá a aquellas relaciones que siempre hagan ganar a ambas partes.
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